Formado a partir de una mezcla de caliza y arcilla calcinadas y molidas, el cemento es un conglomerante hidráulico; es decir, una sustancia capaz de unir y dar cohesión al mezclarse con agua. El cemento por si sólo no es aglomerante. Sin embargo, al mezclarse el cemento en polvo con agua (hidratarse) se convierte en una masa pastosa y moldeable, que en pocas horas se fragua (se seca) y se endurece, volviéndose impermeable y adquiriendo una consistencia pétrea. El cemento es el componente principal de hormigones y morteros (ver más abajo en esta entrada); materiales tecnológicos con los que no se debe confundir.
Derivados del cemento
El cemento por si sólo tiene el inconveniente de agrietarse con facilidad y de ser muy frágil (poco resistente a verse sometido a golpes bruscos) por lo que en la actualidad se mezcla con otros elementos (arena, grava….) formando nuevos materiales compuestos o composites:
Mortero:
mezcla de conglomerantes inorgánicos, áridos, agua y posibles aditivos que sirven para pegar elementos de construcción (ladrillos, piedras, etc), para rellenar los espacios que quedan entre los bloques y para el recubrimiento de paredes. Aunque existen morteros de otros materiales, el más empleado en albañilería es el mortero de cemento: obtenido al mezclar el cemento, que actúa como conglomerante con arena y agua. Composición del hormigón
Hormigón o concreto:
es un mortero de cemento especial al que se añade, además, grava o piedras; por consiguiente es una mezcla de cemento en polvo, arena, agua y grava. Para poder modificar algunas de sus características o comportamiento, se pueden añadir otros aditivos (colorantes, aceleradores, retardadores de fraguado, fluidificantes, impermeabilizantes, fibras, ….).
El hormigón es de gran aplicación en el campo de la construcción, para la fabricación de cimientos, forjados, pilares, encofrados… pudiéndolo encontrar en la estructura de edificios, puentes, túneles…, etc. Incluso en aquellas edificaciones cuya estructura principal se realiza con otros materiales (maderas, aceros…), su utilización es imprescindible para conformar la cimentación.
La principal característica estructural del hormigón es que resiste muy bien los esfuerzos de compresión. Sin embargo, desafortunadamente, presenta poca resistencia frente a otros tipos de esfuerzos (tracción, flexión, y cizalla ). Por este motivo para la fabricación de elementos sometidos a este tipo de esfuerzos (por ejemplo, en las vigas) es habitual usarlo asociado a ciertas armaduras de acero corrugado, recibiendo en este caso la denominación de hormigón armado.
Hormigón armado:
consiste en introducir barras de acero en el interior de la masa de hormigón dejándose fraguar todo el conjunto. De este modo, el acero aporta resistencia a la tracción y el hormigón a los esfuerzos de compresión. Para construir una estructura de hormigón armado es necesario construir un molde (encofrado) de madera o metálico, colocar la armadura de acero y luego, sobre ese molde, verter el hormigón. Una vez seco el hormigón se retira el molde. Hormigón armado. Hormigón armado Pilares de hormigón armado
Hormigón pretensado:
Como su nombre indica consiste en un hormigón armado cuyas barras se someten a un esfuerzo de tracción durante el fraguado. Este proceso se emplea para la fabricación de vigas, ya que una vez cesa la tensión, las barras intentarán comprimir el hormigón. De esta manera se obtiene un hormigón que resiste mejor los esfuerzos de tracción y compresión.
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El desarrollo histórico del cemento es fascinante y muestra cómo el ingenio humano ha evolucionado a lo largo del tiempo para crear materiales de construcción cada vez más avanzados y duraderos.
Desde sus modestos comienzos en el antiguo Chile hasta los avances realizados por los egipcios, griegos y romanos, el uso del cemento ha sido fundamental para algunas de las estructuras más impresionantes de la antigüedad. La capacidad del cemento para unir materiales pétreos y crear estructuras estables revolucionó la forma en que se construyeron los edificios y las infraestructuras.
La redescubierta del conocimiento sobre el cemento en la Edad Media, seguida de los avances significativos realizados por John Smeaton y Louis Vicat, sentó las bases para la producción moderna de cemento tal como lo conocemos hoy. Los hallazgos de Smeaton sobre el fraguado bajo el agua y la resistencia del material sentaron las bases para el desarrollo futuro, mientras que el trabajo meticuloso de Vicat en la determinación precisa de las proporciones y condiciones de producción del cemento allanó el camino para la fabricación industrial a gran escala.
Hoy en día, el cemento es uno de los materiales más utilizados en la construcción en todo el mundo, y su importancia en la industria de la construcción es incuestionable. Desde la construcción de rascacielos hasta la infraestructura de transporte, el cemento sigue siendo un componente fundamental en la creación de estructuras seguras y duraderas.
El proceso de descubrimiento y desarrollo del cemento es un testimonio del ingenio humano y la capacidad de adaptación para resolver desafíos y mejorar la forma en que construimos nuestro entorno.